Soñaba que yo morìa
y en el ocaso de mivida
algo mi mente invadìa.
¿Morìa yo para el mundo,
o el mundo morìa para mì?
¿Muere acaso el tosco leño
abrasado por el fuego
o son las ardientes llamas
devoradas por el leño?
¿Acaban las àcidas penas
con el riguroso llanto,
o son las tontas làgrimas
quienes acrecentan las penas?
¿Llega el elba a su fìn
cuando el sol abre sus ojos
o despierta el astro rey
cuando el alba ya se fue?
Entonces, ¿es la muerte
el fìn de mi austera vida
o acaba con ella
la existencia del mundo?
Sobre esta insondable duda
mi mente asolada gime:
¿muere mi mundo
o el mundo de ellos?
Si mi mundo perece
su senda espinosa andaré
más en llanto reiré
y de mi corazón trizas haré
si es su mundo el que padece.
¿Cómo saber si mi muerte,
es la de ellos,
cómo saber si su muerte
es mi suerte?
¿Cómo saber si el cielo
está oscuro
o es el pecado
quien llena de negrura
el candor de esas nubes?
¿Acaso acaba el pecado
con la confesión,
o es una forma de aprobarlo
su absolución?
Contrasta acaso
la alegría del que nace
con la nostalgia del que muere?
¿Que éste muera
y el otro nazca
no es sino un juego del destino,
o es tan solo
la resurrección del muerto
corporizado en un niño?
He tratado de sondear tu alma
intentando obtener respuesta,
mas mi duda no has saldado
y por ello sigo preguntando.
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